Autor: Máximo García Ruiz (Publicado en Lupa Protestante: abril, 2007)
El Protestantismo español es, tal vez junto a los pocos residuos de comunistas ¿y masones? que quedaron en España después de la Guerra Civil (1936-1939), y que posteriormente comenzaron a emerger no antes de la década de los sesenta[1], el único colectivo no sometido al régimen de Franco que sobrevivió socialmente a la intolerancia, a la discriminación y a la persecución a las que fueron forzados los colectivos disidentes, entre ellos las iglesias no católicas; situación que se prolongó hasta la promulgación de la cicatera Ley de Libertad Religiosa 44/1967, que tantas expectativas había despertado y tantas frustraciones produjo entre las iglesias evangélicas. Los socialistas fueron condenados a desaparecer después de la guerra; algunos, demasiados, muertos, exiliados la gran mayoría y los pocos que permanecieron en territorio español quedaron tan amedrentados, asustados y escondidos[2] que apenas si se tenía noticias de su existencia; su lucha se dejaría sentir en el exterior y, posteriormente, serían las nuevas generaciones de socialistas en el interior las que tomarían el relevo de la lucha política.
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